Potencias mundiales que cumplen con todos los criterios |
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Alemania, Estados Unidos, Francia, India, Japón y Reino Unido. |
Potencias mundiales con un puntaje Libertad en el mundo insuficiente |
China y Rusia. |
Potencias intermedias consolidadas |
Argentina, Australia, Austria, Bélgica, Brasil, Canadá, Corea del Sur, Chile, Dinamarca, España, Finlandia, Italia, Noruega, Países Bajos, Perú, Suecia y Suiza. |
Potencias intermedias emergentes |
Argelia, Angola, Arabia Saudita, Bangladés, Colombia, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Filipinas, Grecia, Indonesia, Irak, Kazajistán, Kuwait, Malasia, Marruecos, México, Nigeria, Pakistán, Polonia, Portugal, República Checa, Rumania, Sri Lanka, Sudáfrica, Tailandia, Turquía, Ucrania y Vietnam |
Potencia es un concepto de las relaciones internacionales que designa al Estado que actúa en ellas con protagonismo propio y que dispone de los recursos y de las capacidades necesarias para movilizarlos en defensa de reglas establecidas por sí mismo.[2] No obstante, para referirse a este concepto, la ciencia política utiliza los términos "potencia" y "poder" (idénticos en lengua inglesa -power-).[3]
Para el realismo en política internacional el poder es el fin principal de los agentes que intervienen en ellas (Nicolás Maquiavelo, Hans Morgenthau).[4] Sin embargo, el poder se entiende de diversas maneras: como un fin en sí mismo (capacidad de prevalecer en los enfrentamientos, de adquirir o retener territorio o recursos, de imponer la propia política, ideología o intereses nacionales, de alterar el statu quo en beneficio propio o de los aliados, o retornar al considerado favorable en caso de una alteración negativa), como una medida de la influencia o del control sobre los agentes o actores de las relaciones internacionales,[5] o sobre los asuntos (affaires), crisis o conflictos internacionales; incluso a veces como prestigio.[2]
Otra conceptualización que intenta avanzar más allá de la dimensión del poder propia de los criterios tradicionales, es la referente al denominado “poder blando”. Este término hace referencia a la habilidad para influir en el comportamiento de otros Estados mediante la cooptación y la atracción, en lugar de recurrir a la coerción o a la implementación compensaciones, que son mecanismos propios del “poder duro”.[6] Si se considera que la geopolítica tiene un componente geoeconómico sustancial, algunos actores tienen la oportunidad de desempeñar un papel en cuestiones clave como el comercio internacional, la regulación y el derecho de la competencia. Así por ejemplo, instrumentos tradicionales de la Unión Europea, considerados como "poder blando", podrían ser explotados como "poder duro".[7] En cuanto al “poder potencial” (recursos), paradójicamente es posible encontrar situaciones en que Estados con vastas capacidades en este sentido no logran alcanzar sus objetivos de poder.[6]
Atendiendo a su dimensión geoestratégica se habla de superpotencias, potencias mundiales (grandes potencias), potencias regionales, potencias intermedias, etc, aunque otros agentes no identificados como Estados también participan en las relaciones internacionales y son tenidos en cuenta en el equilibrio de potencias.[8] Tales serían las organizaciones internacionales —formadas por Estados que no ceden soberanía, sino que se coordinan en ellas, como en la ONU, o forman alianzas, como en la OTAN— y las organizaciones supranacionales —en las que los Estados ceden soberanía, como en la Unión Europea[9]—. Otras son corporaciones multinacionales de naturaleza privada,[10] u organizaciones no gubernamentales (ONG). Distintas instituciones, desde religiosas hasta terroristas tienen o han tenido históricamente papel de potencias internacionales.[11]
La potencia que se impone sobre las demás se denomina hegemónica.[12] La situación en la que ninguna potencia o bloque de potencias consigue imponerse se denomina de equilibrio de potencias. También existen las situaciones de bipolaridad y multipolaridad entre las potencias. Los Estados que no tienen capacidad de actuación (ni en la esfera internacional ni siquiera pueden ejercer las funciones propias del Estado dentro de su propio territorio) se identifican como Estados fallidos.[13] Los Estados que no cumplen sus responsabilidades dentro del sistema internacional se identifican como Estados canallas.[14]
Con el inicio de la Guerra Fría en 1945 el mundo estuvo bajo la influencia de los Estados Unidos y la Unión Soviética —países considerados como superpotencias[15]— pero después de la disolución de este último Estado a principios de 1990, Estados Unidos quedó como la única superpotencia.[16]
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